Esta
claro, que la cultura occidental que tenemos nosotros hoy en día, no es igual a
la cultura que Homero nos transmite, pero aún así las inquietudes y deseos
siguen siendo los mismos. Inquietudes como preguntarnos el porque de la
existencia de los dioses es tan fundamental en la vida de todas las personas,
esto es algo difícil de concebir. Sin embargo, nos hacemos la idea de que no
son simples recursos literarios del autor, sino por el contrario, una nueva
forma de concebir la realidad presentada en la obra. Con base a esto podemos
decir que el modo existencial divino es presentado no solo en el escrito sino
también en la mente del lector ya que transforma nuestra imaginación de una manera
extraordinaria haciéndonos reflexionar un poco mas en lo que respecta a la
historia y los que participan en ella, principalmente en los dioses que
influyen en la vida de las personas evadiendo sus miedos y comprobando si los
hombres son virtuosos o no lo son.
Por otra
parte, vemos que la cultura griega estaba fuertemente arraigada a la mar, y no
es de extrañar, que tales fenómenos naturales fueran personificados y
divinizados. Así pues, tenemos que los dioses después de crear el mundo siguen
trabajando cada uno en lo que les corresponde. Todo lo sobre natural que
aparece en la obra, bien podrían ser símbolos de situaciones, sentimientos, o
individuos, que aparecen en nuestras vidas, en este caso en la vida de los
griegos hace que la obra cobre importancia y esplendor. Así, con toda
naturalidad decimos que la Odisea por poseer un estilo propio, digno de ser
imitado se ha convertido en una de las mas leídas universalmente. Es una
historia en la que se reflejan todos los deseos y angustias de hombres y mujeres
de la época, todo lo bueno y todo lo malo donde es el hombre, el propio hombre,
quien decide su proceder, quien es responsable de si mismo y de su destino.
Homero
usa la aventura como la máxima de los deseos humanos, el ansia de libertad, y
sobre todo del seguir el camino hacia lo desconocido, cueste lo que cueste,
enseñando que lo más importante es no perder el norte, no desviarse de los
propósitos y no permitir que la esperanza de llegar a donde quieres se
desvanezca y así, continuando con nuestro parecer es encantador la
interpretación simbólica que el autor asume con cierto dejo de formalidad y
belleza, provocando un riesgo que se ve ampliamente recompensado cuando los
hilos conductores que nos habían guiado a través de la Odisea se encuentran finalmente
para ofrecernos una primera caracterización del hombre occidental.
Así,
también caemos en cuenta que no hay que ser directamente un Dios, porque nos
basta con ser humanos para darnos cuenta que también somos capaces de lograr
grandes hazañas, que la fuerza no siempre es la que predomina, que la razón, la
inteligencia y la astucia, son valores que si son bien utilizados pueden
derrocar a cualquiera, porque con estos se puede vencer, que en el camino nos
encontraremos miles y miles de problemas, cosas que nos empujaran a rendirnos,
pero que también nos harán madurar y crecer, tanto física como espiritualmente.
Esta obra
nos enseña de una u otra manera que a pesar de las tormentas y de los
problemas, siempre habrá algo o alguien que nos anime a seguir luchando por
conseguir nuestras metas y nuestros ideales, es por eso que debemos hacernos
los de oídos sordos hacia aquellos que solo buscan desviar nuestro camino y
aceptar que que en ese camino perderemos a muchos, y tal vez por eso queramos
parar, pero hay que tener en cuenta que la vida es así, necesitamos perder a
personas que no deben estar en nuestra vida, para así dejar ese espacio para
aquel que si lo merezca, aquel que sea quien nos impulse a caminar, mas no
aquel que nos detenga.
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